martes, 15 de abril de 2008

Colca tras el velo de los volcanes.

Quien ha tenido la suerte de visitar el valle del Colca sabe que el paraíso natural existe y está en el Perú. El paisaje que deslumbra mientras uno va recorriendo la zona se convierte en una suerte de espectáculo gratuito para nuestros ojos, los cuales --en búsqueda de más-- irán escudriñando los vastos terrenos de aquella cordillera rodeada por volcanes, pueblos históricos e iglesias que nos remontan a la vida colonial.

Con sus más de 100 kilómetros, el Cañón del Colca se mantiene relativamente virgen para muchos de los turistas que pisan tierras peruanas (e incluso para los locales). Sin embargo, esto puede ir variando con el tiempo, más aun si nos damos cuenta de que en los últimos años la inversión turística ha ido incrementándose de manera acelerada --mas no irresponsable-- en la zona. El respeto por las costumbres, el paisaje y la naturaleza se ha podido sostener y se ofrece a propios y extraños un lienzo que pocos destinos pueden igualar.

ENCANTO DEL SUR
Un sol que encandila por su fuerza, un cielo despejado que reluce por las noches, estrellas por doquier y un verde valle que tiene como testigos a los volcanes Hualca Hualca, el Ampato y el Sabancaya. El Colca se ha convertido en uno de los destinos con mayor potencial del sur del país. A lo largo de sus dos márgenes, el cañón con sus tierras fértiles muestra un legado patrio en donde andenerías preíncas y villas fundadas en el siglo XVI por los españoles lo dotan de una gran diversidad.

Tal como cuenta la historia, durante siglos este valle vivió prácticamente aislado del resto del mundo y recién su auge ha comenzado a resonar en los oídos del mundo entero. Aquellos caminos imposibles y por donde solo se podía llegar a pie se han vuelto más confortables para el público en general; por lo que ahora el valle, su cañón, sus volcanes, sus vicuñas y sus pueblos pueden ser apreciados a un nivel turístico de calidad internacional. Por ello, rutas nuevas y recónditos lugares han podido aumentarse a la oferta tradicional.

Si antes se requerían cinco horas para llegar al pueblo de Chivay (la puerta de entrada al valle) desde la ciudad de Arequipa, ahora con solo tres uno puede observar el comienzo del cañón. Así, pues, una visita de dos días, que siempre ha sido lo usual en la zona, puede ser mejor utilizada, por lo que el vuelo del cóndor ya no es la única grata experiencia por realizar.

VIVENCIAS Y MÁS
Por años, la margen izquierda era la única área visitada por los curiosos que tocaban aquellas cumbres arequipeñas. Aquí, el mirador de la Cruz ha sido siempre el ícono por excelencia, debido a su ubicación a la hora de presenciar el majestuoso vuelo del cóndor. Sin embargo, los pueblos de Yanque y Maca, dignos de la mirada de todos, eran solo dejados como puntos de parada alternativa, para conocer sus iglesias y, de ahí, seguir de largo. Felizmente, a medida que el turismo vivencial se ha tornado en algo más reclamado, las visitas a las comunidades para conocer su cultura y tradiciones se vuelven obligatorias.

Algo similar ocurría con la zona derecha de la ribera del río Colca, lugar cuya belleza era apreciada por menos del 10% de los visitantes del valle, desperdiciándose todo el potencial artístico de los lugareños. Hoy por hoy, una visita al cañón no puede culminar sin la inmensa iglesia de Lari, con su museo y sus reliquias del siglo XVII, o si no se llega hasta el pueblo de Madrigal pasando por Coporaque para tener una vista más abierta del valle. Y nada mejor que esta para entender la importancia que tuvieron los apus para nuestros antepasados.

AGENDA RECARGADA
Para un turista más exigente, las actividades son lo primordial. Por ello, las alternativas del Colca han tenido que diversificarse y, con ello, las caminatas que antes se hacían de modo obligatorio porque era el único medio de ingresar a la zona, ahora tienen como objetivo admirar el paisaje y los animales. Los niveles de dificultad pueden ser de todo tipo y para todo físico. El principal es el que sale desde el mirador de la Cruz y finaliza en el mirador del Cura. Este es de solo una hora a paso tranquilo y resulta ideal para los principiantes. Aquí el objetivo será poder estar más cerca del vuelo de los cóndores y apreciar la flora de la zona.

Sin embargo, si lo que busca es algo más extenso ahora también se maneja la posibilidad de bajar por la ladera de los cerros a la orilla del río Colca u optar por caminatas a Sifón, pasando a través del pueblo de Yanque. Finalmente, otra ruta recomendada es la de Tapay, que es una zona con un microclima especial por lo que el verdor es perenne.

LAS CASITAS DEL COLCA
Al igual que las novedades en los caminos y las rutas, la infraestructura hotelera tampoco ha hecho caso omiso de la belleza de la zona. Año tras año han ido aumentando el número de hospedajes a ambas márgenes del valle. Ejemplo de ello es el nuevo hotel cuyas puertas la cadena Orient Express abre justo hoy. Con una millonaria inversión, dicho refugio llamado Las Casitas del Colca se convertirá en el recinto de lujo de la zona, pues sus cabañas de un área no menor de 120 m2 gritan por todos lados privacidad, confort y relax en un ambiente acogedor y sobrio.

Veinte lujosas casitas construidas guardando armonía con la arquitectura de la zona serán el refugio ideal para muchos peruanos deseosos de pasar una experiencia de lujo (la tarifa es de US$1.000 por pareja en cada casita, todo incluido), así como de otros muchos turistas europeos y estadounidenses, que son los que más visitan el valle sin importar la temporalidad. Con una decoración digna de sus otros hoteles hermanos, una terraza con piscina temperada y con mirada en primera fila al cañón y con calefacción interna bajo el piso, cada cabaña deslumbrará al visitante que no podrá rehuir a los mimos de este lugar.

Otro detalle son los lujosos baños que cuentan con duchas en el interior y en exterior, lo que le permitirá apreciar la naturaleza de manera única, duchándose a cielo abierto, sin que nadie más lo pueda ver. Asimismo, el hotel contará con un spa llamado Samay (relajación en lengua quechua) y con un restaurante que posee una variopinta carta con sabor regional. Finalmente, cuenta con estanque de truchas, auquénidos y caballos, huerto de vegetales y mucho más.

CADA VEZ MÁS FÁCIL
El acceso al Cañón del Colca siempre fue un problema para poder acrecentar un flujo mayor de turistas. Sin embargo, este se tornó más fácil en 1980, cuando el proyecto de irrigación de las pampas de Majes incluyó la construcción de una carretera hacia el Colca. Luego, desde hace poco, ese conocido pasaje de trocha se ha ido mejorando paulatinamente, logrando que los pueblos se interconecten más ágilmente. Hoy se tiene casi un 50% de la ruta con carreteras asfaltadas.

CONSEJOS DE VIAJE
Llevar zapatillas cómodas o botines resulta primordial para una estadía en la zona. Asimismo, el uso de bloqueador solar y lentes de sol no puede ser dejado de lado.

Por la mañana el sol alegra el paisaje, pero ahora que comienza el friaje, las casacas son obligatorias.

Levantarse a las 5:00 a.m. es casi una ley acá. Intente apreciar el vuelo del cóndor lo antes posible y acuéstese temprano.

ALLÁ VAMOS
Cómo llegar: Al valle del Colca (ubicado a 165 kilómetros del centro de Arequipa) se puede ir con empresas de transporte que se toman del terrapuerto de la ciudad y que en promedio demoran tres horas o más. También se puede ir en vehículos particulares.

Festividades: En el mes de mayo se celebra la fiesta del patrono de los agricultores. Asimismo, en junio se festeja la fiesta de San Antonio y el 21 de junio es el aniversario de Chivay.